Respeto
Aquel día amaneció como uno cualquiera. La luz invadió el paisaje y la vida se activó de nuevo. Los pájaros con sus notas alegres, a oídos de quien párase atención, porque el mundo se precipitó en una sinfonía de ruidos inconexos y prisas. La tarde llegó como siempre y la noche cubrió su ceguera compensada con leds imitando una falsa copia de luz. Acostarse y esperar la calma evasiva, ni con trucos y pócimas. El sueño consciente estaba allí. Un mundo paralelo habitado de espectros y terroríficas criaturas. Avispas al acecho en tropel. Cuando despertara su cara marcada de múltiples punciones espantaba ante el espejo. Sólo él podía verlo. Anidaba bajo piel la esencia de una mugre nocturna. Cada día se hacía más sitio en ese pozo profundo del que ya no quería salir. Una mano tendida le acarició la mejilla. Él la miró con extrañeza. ¿No veían sus pupas y caídas mejillas? ¿Cómo no se alejaban de él? Le lavaban y refrescaban su piel. En un banco de un parque cubierto de mugre hallaron a...