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Inspiración visual 91

Una botella de auxilio, con mensaje en su interior, navega en mi imaginación. Pulsando palabras, en pantallas, que navegan con mensajes  de pensamientos empedrados en la mente de nautas virtuales. Escribía en papel, y guardaba sus mensajes. No tenía una isla de soledad aparente, pero se sentía aislada del mundo que le rodeaba. Primero en la infancia, cuando en la oscura tarde invernal, de regreso a la casa familiar, se abrigaba en pensamientos, temerosa de asaltos y tropiezos, mirando al cuelo, temiendo esa luna, a veces imponente, parecía seguir sus pasos sobre la tierra del camino del callejón.  Hubiera podido ampararse en ella, pero la temía.  Ese miedo incrustado en su pecho venía de las prevenciones contra extraños. "No te confíes." "No te entretengas." "Ven rápido." Sentía su espalda amenazada. No sabía de qué. Ellos nunca le hablaron de sus miedos, creyendo que su inocencia la protegería. Fue creciendo. Y dejó de mirar al cielo. 

La gayata

La gayata ¡Una gayata! Me duele el alma. La calma que aparento es sólo aparente. He visto sus miradas y me he sentido tan mal, que hubiera gritado: ¡Basta! No es justo. Ellos tanto y yo nada.  La juventud. No saben que pasa de largo, que  para cuando quieres darte cuenta te faltan fuerzas y la salud se rompe. Que cada mañana es un surtido de pastillas para darle al motor para que arranque. Camino despacio, aguantando mi cuerpo con este pilar que sujeta mi mano. Si lo soltara, no daría muchos pasos, aunque erguido parezca que es mero ornato. Me negaba, no quería bastón, señal y signo de mi condición. Mi hijo se empeñó. Me lo regaló. A él me ató. Tan bueno que era ese contacto en su brazo, para pasear y hablar con él de tiempos pasados, de aquello que si no nombro parece que nunca ocurrió. Me dijo que así se sentía seguro de que no tropezaría o caería. Debió cansarse de sostenerme y acompañarme. No me quejé. No dije lo que en mi cabeza gritaba. En mi fuero interno de

Tita

Inspiración visual 92 Los niños jugaban descalzos sobre la arena mojada. −  ¡ Mira qué blanquita y redondita! Esta piedra es muy bonita. − No seas tonta. No es una piedra. Es un trozo de concha. Aún se le notan las marcas. No ves que pesa menos. La mía sí que lo es. Tan redonda que parece una canica. − Qué bruto eres. Lo ves. Ya la has hecho llorar. No ves que no las distingue. Y además,  qué  más da. El caso es tenerla entretenida, mientras los abuelos juegan al tute bajo la sombrilla y la tita Merche nos prepara la merienda. − No le hagas caso Martita. Pablito no las ve bien. ¿A ver cuántas tienes? ¡Qué bien! Son muchas. Trae que te las guardo. − Ésta no.  − Bien. Guárdala tú. Entiendo que no quieras que se mezcle con las otras. − Vamos a buscar las gafas de buceo para mirar los peces bajo el agua. Los tres niños regresan alegres, olvidando el incidente. − No os alejéis mucho. No quiero perderos de vista. Paco, eres el mayor. No me falles. − Tita, no te preocup

SOY ALMA

SOY ALMA Halito de esperanza aliento disipa el trago del adiós transforma mi paso resiste el empuje Voy sola Al final una luz ¿Habré muerto? ¿Es éste el camino? Globos en mi mano. Y una maleta ligera como ellos ¡Vuelo! A esa luz me acerco. No tengo miedo. Siento calma. Oigo el susurro de otras almas. ¿Quién era yo? Soy alma. © Ana M Sancho Biesa http://mitologiayleyendas.ning.com/group/inspiracion-visual/forum/topics/inspiraci-n-visual-89-poema-soy-alma

CAMINO

CAMINO Arrastro mi suela sobre el suelo de esquirlas. Marcho ilusionada, dejando atrás un pasado que quiero limpiar con ilusión y esperanza. He quedado sola. Amarga fue la pérdida, pero mi alegría es sentirme viva, y saber que hice más de lo que nunca hubiera imaginado. Que el destino me puso a prueba. Mi camino no tiene fin. No sé a dónde me llevará, pero mi equipaje está libre de lastres. Pasé por un pueblo en fiestas, y compré los últimos globos que un payaso vendía. Me miró, y sentí que me los ofrecía. Hacía tanto que nadie me miraba hasta dentro del alma. No tuve hermanos. Mis padres marcharon antes de que los identificara. Mis abuelos paternos se hicieron cargo de mí. Me lo dieron todo. Cuando creyeron que comprendería, me explicaron lo que había sucedido. Papá y mamá me habían dejado con ellos, para que pasara unos días en su compañía. Ellos debían volver a sus responsabilidades. Trabajaban los dos. Hubo un accidente en la aut

UN ADIÓS

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UN ADIÓS "Me trajiste flores. En un intenso abrazo nos dijimos un adiós que parecía ser hasta pronto. Marchaste. Para siempre. No me perteneces. No eres de nadie. Ni de ti mismo. Si hubiera intuido que te perdería, habría gestado cualquier estrategia para retenerte, para que hicieras tarde y perdieras tu vuelo. Ese que extravió mi vida. Ningún superviviente. Ningún rastro al que mirarme. Estallaste en el aire. Te esfumaste. Esperaba tu llamada. La de hemos llegado. La de siempre. La común. La que me acompañaba hasta tu regreso. Pilotabas. No pensaba en riesgos ni peligros. Volvías con rosas frescas y brazos abiertos. Las tiré marchitas. Dejé de reír. Mi gesto se quedó roto. Sin ti no hay vida." Encontraron próxima a su mano una hoja manuscrita. Ella yacía con los brazos fuera del agua enrojecida. La chica que iba unas horas a ayudarle la encontró allí. Un grito y llanto ahogado. Llamó. Gritó. Algunos vecinos se acercaron. Fueron ellos los que dieron