Un final (un camino un sueño)

 


Al bien el mal siempre le mira de cara, pero sin ver más allá.


Levitaban las almas sobre sus ramas acodadas en cúpula.


Los cuerpos no despertaban.


Sobre el camino, una vez quedaron todas esas criaturas en hibernado estado, una enredadera espesa confundía.


Si se seguía, su maraña atrapaba al incauto.


La muerte sobre él se cernía.

Incauto, digo bien, porque las mujeres no se metían.


Así quedaron por siglos.


No se supo nunca de que allí hubiera habido vida.


Las historias de dragones lo intuían, pero eran meras fantasías.

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